Escrito por Bil Gilbert
Readers Digest Abril de 1990
Pagina 51
Comentario: ¡Que maravilloso es que un ave descienda en picado desde lo alto del cielo para posarse junto a nosotros!
Titulo: HABÍA UNA VEZ UN CUERVO...
El
pájaro, al parecer, había caído de un nido cercano a una de las pistas
del aeropuerto Nacional de Washington, D.C. Un viejo amigo mio lo
encontró y, como sabia que yo criaba cuervos desde hacia mas de 50 años,
me lo llevo a Pensilvania una mañana de mayo.
Los cuervos jovenes
son criaturas briosas y alharaquientas , de apetito insaciable. Este, en
particular, comenzó a graznar inmediatamente pidiendo comida, y tuve
que preparar una batea de alimento para cuervos -huevos duros, comida
para perros y harina de avena-, ponerme una pizca en el dedo (que se
asemeja al pico de un pájaro adulto) y empujarla hacia el gaznate casi
siempre abierto del ave. Cuando alimento a los pájaros pequeños de esta
manera, acostumbro gritarles "¡Hola!". Si se cacarea un poco, esta
palabra suena como un graznido. En uno o dos días, los cuervos responden
al "hola", que en consecuencia ha sido el nombre que utilizo con la
mayoría de mis cuervos.
Durante los primeros días que Hola paso
conmigo y con mi familia aumento su vigor saltando y aleteando alrededor
de mi taller; recogiendo y arrojando clavos, pequeños destornilladores y
cualquier otro objeto que pudiera levantar.
Como nosotros solo
podemos suponer los motivos de otras criaturas, es imposible saber con
certeza por que un cuervo se hecha de espaldas para hacer juegos
malabares con el cono de un pino, por que arroja y recoje guijarros, o
por que ejecuta acrobacias. En verdad, parece que estuviera jugando.
En
los años setenta, las autoridades de Moscú llevaron cuervos de Siberia a
la capital de URSS, con la esperanza de aminorar la población de
palomas. Según informo Pravda en 19877, los moscovitas tenían nuevos
problemas: los cuervos "han dado en deslizarse por las cúpulas doradas
de las históricas iglesias del Kremlin" y estaban "bombardeando el domo
de vidrio de los almacenes GUM en la Plaza Roja". ¿Las municiones que
usaban?: "Pedruscos" preciso Pravda.
Los cuervos que han vivido
conmigo frecuentemente se entretienen en recoger piedras y arrojarlas al
arroyo. Tal vez hacen esto por la misma razón por la que nosotros en
ocasiones arrojamos ociosamente piedras al agua: por diversión. Quizá
los cuervos de Moscu confundieron al principio el techo de GUM con un
estanque; pero, incapaces de formar ondas, siguieron arrojando piedras
sobre el porque el martilleo y los rebotes les parecían divertidos.
A
las seis de la mañana Hola podía volar, pero aun era torpe para
aterrizar. Solía subir hasta las ramas mas altas de un abeto de 12
metros de altura, abrir el pico y chillar lastimeramente, pidiendo que
alguien volara a llevarle comida. Como, por supuesto, ninguno de
nosotros lo hizo, Hola finalmente hacia el intento de bajar hasta el
hombro de un alimentador potencial. A veces lograba su objetivo, pero
fallaba otras tantas y, entonces, nos daba de bofetadas al agitar las
alas.
Aun después de que se convirtió en volador competente, Hola
siguió siendo un buen andarín. Si decidía seguir a alguien al bosque, lo
hacia volando de árbol en árbol; pero en los claros andaba de prisa,
como un pato. Si se rezagaba de su comrañero, aleteaba un poco para
alcanzarlo, o se posaba en su cabeza u hombro para pasear.
Yo tengo
un gran pastor alemán, Zenas, que rara vez se aparta de mi. Por tanto,
Hola caminaba a menudo junto a Zenas o, después de que se hicieron
viejos conocidos, montaba en el. Un cuervo y un perro de unos 45 kilos
correteando uno al lado del otro son un espectáculo digno de atención:
mas aun si el can camina con expresión de ansiedad y el cuervo se
balancea entre sus orejas. Zenas es un perro noble y leal, y toleraba al
cuervo solo porque era otra de mis insondables idiosincrasias.
Hola
había llegado a aceptarnos a nosotros y, hasta cierto punto, a Zenas,
como cuervos extraños. Además de montar a Zenas, Hola lo tiraba de la
cola y de las orejas con el pico, jugueteaba con su collar y, en
ocasiones, lo acicalaba.
Los cuervos utilizan decenas de expresiones y
gestos significativos, pero cada pájaro de esta especie aumenta
creativamente su vocabulario. Muchos cuervos son talentosos imitadores;
he escuchado a algunos repetir frases que han tomado de los patos, los
perros y las personas.
Estoy convencido de que no saben, o no les
importa mucho, lo que dicen tales casos, sino que gritan cosas como
"Hola, Jake!", por el efecto llamativo de la expresión.
Cuando había
calma, Hola se posaba en el hombro de alguien y emitía gorjeos,
chasquidos y hasta zureos. Seguía haciéndolo mas tiempo y parecía
interesado su la persona le respondía diciéndole algo como "Donde has
estado, Hola? Dílo otra vez, Hola". Con el tiempo empezó a experimentar
con el sonido mágico de su nombre, aunque nunca lo domino.
Esta
conducta voluntaria, con un propósito definido, es una maravilla, hecha
posible, en parte, porque los cuervos tienen grandes cerebros, mayores
en proporción a otra especie plumífera. Frecuentemente los
investigadores conductistas han comentado en sus laboratorios lo bien
que los cuervos resuelven acertijos, manejan llaves y cerraduras y
aprenden a efectuar ejercicios sencillos de conteo. El naturalista David
Quammen escribió en Natural Acts ("Actos Naturales") que los cuervos
podrían estar superdotados para su estadio evolutivo y, de esta manera,
el aburrimiento es causa, en alguna medida, de su singular conducta.
Es
común que los cuervos agarren objetos brillantes, entre los que se
encuentran, según mi experiencia, cucharas, bujías, monedas e incluso
anteojos. Los estudiosos de la conducta animal dicen que esto es
simplemente una muestra de una actividad recolectora errónea. Pero todos
los cuervos que he conocido podían distinguir perfectamente, luego de
algunos experimentos entre una pinza y un cangrejo. No obstante,
seguirás jugueteando con las nada apetitosas pinzas.
En realidad, los
cuervos son omnívoros, capaces de comer casi cualquier cosa que no se
los coma primero a ellos. Algunos córvidos ingleses han dado en merodear
alrededor de los pescadores en lagos helados. Cuando los pescadores van
a calentarse, los cuervos descienden y tiran de las cuerdas con pico y
patas, y toman cualquier cebo o pescado que halle en el extremo.
Muy
pronto hola descubrió mis cigarrillos. Entonces se paraba casualmente en
mi hombro, metía el pico en el bolsillo de mi camisa, sacaba un
cigarrillo y emprendía el vuelo con el en el pico. Comencé a volver la
cajilla de cabeza, pero el cuervo pronto tuvo la fuerza suficiente para
cogerla y salir volando con ella, esparciendo cigarrillos mientras se
alejaba. Empecé entonces a llevar los cigarrillos en los pantalones, lo
cual redujo las perdidas, pero enseño que en estos bolsillos había
objetos mas interesantes, como las llaves del auto.
A mediados de
agosto, Hola normalmente estaba alrededor de la casa solo un par de
horas, en la mañana y en la tarde. Cuando se acercaba a nosotros era
afectuoso y parlanchín, como siempre, pero era obvio que nuestras
actividades ya no absorvían toda su atención.
El proceso de
separación es duro, para los que se quedan; es como observar los últimos
días de la infancia de un joven. Sin embargo, nos hace apreciar mas las
cosas tal como fueron alguna vez. Una mañana, Hola empezó a saludarnos
con una grandiosa aparición. Primero lo vimos en el aire a unos 800
metros, como una mancha negra contra la montaña. Manteniendo su altura,
voló directamente encima de nosotros y comenzo a descender, girando en
ceñidas espirales, deslizándose hacia atrás y a los lados, hasta que se
poso junto a nosotros.
No había ninguna razón para estas acrobacias
o, en todo caso, para que se nos uniera. Quizá Hola lo hacia por puro
gusto. Ciertamente, a nosotros nos implica. Tener un cuervo que
desciende en picado desde gran altura para posarse junto a nosotros,
origina un potente sentimiento de contacto; la impresión de que ha
habido una mescla natural de esencias que son ajenas entre si por
naturaleza.
Existen riesgos inherentes a estas relaciones,
especialmente el temor de que terminen de manera trágica. Pero el fin de
Hola llego como debía ser. Una mañana, bajo y fue de paseo con nuestro
hijo y nuestra nieta, regreso con ellos a la casa, comió un poco y
remonto el vuelo. Ninguno de nosotros ha vuelto a verlo desde entonces.
Yo
se que el impulso de compadecerse de otros animales es una
característica de nuestra especie; y los cuervos son tan inteligentes y
descarados, que constantemente me hacen reír y sentirme bien. Pero
también me hacen reflexionar... acerca de ellos, de mi mismo y,
continuando en esa linea, sobre el mundo en general.
Durante las
siguientes semanas a la partida de Hola, gritaba "¡Hola!" - no tanto con
esperanza, cuanto reflexivamente a los cuervos que pasaban, ninguno de
los cuales me reconocía. Por ultimo desapareció el fuerte sentimiento de
perdida, como de esperarse. Lo que perdura son los recuerdos de un
magnifico cuervo y la gratitud por el maravilloso tiempo que pasamos
juntos.
CONDENSADO DE "SPORTS ILLUSTRATED" (19-XXII-1968 DERECHOS DE AUTOR 1968 POR TIME INC. DE NUEVA YORK.